Para qué sirve un fungicida y por qué se usa en postcosecha
La acción de los organismos patógenos es uno de los grandes problemas que deben afrontar los responsables de cultivos y de la gestión y transporte de las cosechas. Evitar daños en las plantas e, incluso, en los frutos ya recogidos pasa por contar con un producto fungicida adecuado para cada momento del cultivo, incluso en la postcosecha.
¿Qué es un fungicida?
Se trata de un tratamiento plaguicida que tiene la función específica de controlar los hongos que pueden causar una enfermedad. Por lo tanto, antes de su aplicación es indispensable asegurar que los síntomas presentados por los cultivos encajan con la acción de este tipo de organismos.
No hay que olvidar que los fungicidas son productos químicos que pueden ser perjudiciales si no se usan adecuadamente. Por lo tanto, es necesario conocer muy bien en qué consisten, su composición y características para determinar la cantidad correcta a aplicar para que puedan realizar su función con eficacia.
Estos tratamientos dañan la membrana celular de los hongos y sus rutas metabólicas. De esta manera, interfieren en su producción de energía o en la respiración y causan la eliminación de estos elementos patógenos. En la actualidad también se desarrollan fungicidas de resistencia sistémica adquirida, capaces de activar los mecanismos de defensa de la planta ante una posible agresión.
¿Cómo se aplican los fungicidas?
Los diversos fungicidas que se encuentran en el mercado tienen características diferentes según su tipo, formato y marca. Para su aplicación debemos tener en cuenta también el procedimiento en que se van a usar:
- En el caso de semillas, bulbos y raíces es habitual hacer un tratamiento previo al momento de la siembra para eliminar los posibles patógenos del material de siembra.
- En el surco de siembra también se aplica un fungicida, ya sea por aspersión o por riego de goteo.
- En las partes aéreas de la planta se aplica el tratamiento por medio de un aspersor.
- Las inyecciones en el tronco permiten aplicar el fungicida en el interior de los árboles.
- Igualmente, se pueden usar estos tratamientos en forma de vapor en espacios cerrados para la desinfección de estos, por ejemplo en almacenes de frutas.
- En los frutos y plantas cosechados el producto químico se aplica por inmersión, aspersión o recubrimiento.
Hay que tener en cuenta que es necesario realizar aplicaciones múltiples con repeticiones cada pocos días para poder conseguir la total eficacia del tratamiento. De esta manera, se protegen las partes nuevas de la planta que van creciendo y, además, se reemplaza el fungicida perdido al cabo del tiempo.
Usos de los fungicidas
Estos productos químicos son de uso prácticamente obligatorio para lograr que los frutos lleguen en perfectas condiciones al plato de los consumidores después de todo el proceso de cultivo y cosecha. Sus principales usos son:
- El control de la enfermedad ya aparecida.
- La reducción de los daños.
- La mejora de la productividad de los cultivos.
- Garantizar un correcto almacenamiento de los productos cosechados.
Merece la pena señalar que la efectividad de los fungicidas depende en buena parte de su momento de aplicación. La enfermedad causada por los elementos patógenos no desaparece en cuanto estos se eliminan. Por lo tanto, es necesario que el tratamiento se aplique como prevención o ante los síntomas más iniciales.
Con este objetivo, los productores de cultivos usan a menudo sistemas para saber cuál es el umbral de acción adecuado para hacer la aplicación en el mejor momento. Para ello, tienen en cuenta factores ambientales, la aparición de los primeros síntomas e, incluso, el impacto económico que puede representar su aplicación.
Qué tipos de fungicidas existen
Conocer el modo de acción de un fungicida, su aplicación y composición nos permite saber cuál es el más adecuado para el manejo de cada enfermedad que puede sufrir la planta, evitando el desarrollo de resistencia a determinados elementos de su composición.
Los fungicidas de contacto también se denominan protectores. Se caracterizan por permanecer en la superficie de la planta, ya que podrían dañarla si los absorbiera. Tienen un uso preventivo y requieren de aplicaciones repetidas para garantizar la total protección de la planta, ya que los fenómenos climáticos pueden eliminarlos.
Por su parte, los fungicidas sistémicos sí que son absorbidos y realizan su función desde el interior de la planta. Pueden ser locales (se movilizan a poca distancia del lugar de aplicación), xilemáticos (si se mueven hacia arriba siguiendo la corriente transpiratoria) o floemáticos, si se mueven hacia otras hojas o las raíces. Al ser capaces de entrar en la planta pueden ser tanto curativos como tener función preventiva.
Los fungicidas de un solo punto de acción son activos únicamente en un elemento esencial de la ruta metabólica del agente patógeno. Es decir, solamente afectan en una enzima o una proteína en las que se apoya el hongo para infectar el cultivo. Por lo tanto, su radio de acción es muy específico y, en principio, son seguros si se absorben.
Asimismo, es tradicional el uso de fungicidas de amplio espectro, cuya aplicación permite tratar más de una enfermedad a la vez, fruto de diversos tipos de hongos. De su formulación dependerá a qué elementos patógenos pueden atacar.
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Igualmente, los fungicidas se distinguen por su composición química. En sus inicios, estos productos eran inorgánicos y se componían de azufre o iones metálicos. De hecho, todavía se usan los cúpricos y los sulfurados. En la actualidad, la mayoría de tratamientos usados son orgánicos y contienen carbono. Las diferencias en la composición de estos productos marcan su rango de acción y el tipo de hongo que atacarán.
Finalmente, hay que destacar la existencia de fungicidas postcosecha, que garantizan el control de posibles enfermedades causadas por hongos desde el momento de la recolección y durante su procesado hasta llegar al consumidor. Esencialmente, se centran en el control de podredumbres parasitarias.
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Fungicidas postcosecha de Decco Ibérica y sus usos
Una de las mejores opciones para evitar el podrido de los frutos en el periodo de postcosecha son los tratamientos fungicidas preventivos de Decco Ibérica. Una de las claves de los buenos resultados de su funcionalidad es la variedad de productos que ofrecen en su catálogo, y que se adaptan de manera muy específica a las necesidades de conservación de cada fruta.
Decco IMZ S-7’5 es un fungicida de síntesis que se aplica a la postcosecha de cítricos, manzana, pera y plátano para evitar la acción de los hongos una vez recogida la fruta.
Deccopyr es el tratamiento que se usa de manera específica contra los hongos que causan putrefacción a los cítricos. Igualmente, obtiene excelentes resultados a la hora de controlar las cepas resistentes a otros fungicidas.
Deccopyr POT se aplica mediante fumigación en las frutas de hueso y pepita. Destaca por la excelente capacidad de difusión del producto y por ser un fungicida de amplio espectro, que permite luchar contra un gran número de enfermedades.
Decco OPP basa su fórmula en el ortofenilfenol en forma de concentrado emulsionable. Se trata de un fungicida de amplio espectro que se aplica a los cítricos en el momento de la postcosecha para evitar la acción de los hongos causantes del podrido de estos frutos. Su formulación se ha diseñado para ser aplicada en drencher o balsa de tratamiento.
Melanite es un fungicida de Decco para su aplicación en cítricos después de la cosecha. Tiene actividad contra los hongos Penicillium y Geotrichum, ante el que demuestra una gran eficacia. Es de baja toxicidad y tiene una gran compatibilidad con otros tratamientos fungicidas que se puedan aplicar. Sus residuos están autorizados tanto por la legislación de los Estados Unidos como por la de la Unión Europea.
Deccofos supone un paso más allá en el control del aguado (phytophthora) y la actividad frente al hongo Penicillium. Se trata del único fosetil micronizado en formulación líquida, por lo que garantiza una mejor cobertura y penetración. Su aplicación se realiza estrictamente en cítricos, ya sean pomelos, mandarinas, limones, naranjas o híbridos.
Contar con un fungicida de aplicación en postcosecha formulado por Decco Ibérica supone una garantía para los responsables del cultivo y para todos los agentes involucrados en el proceso de cosecha y transporte de frutos hasta el punto de venta, pues con su uso las mejores condiciones posibles están aseguradas.